Personaje en el que te basas: Jim
Hawkins {El planeta del tesoro}
Nombre: Jerom (Jim a partir de su
traslado a Inglaterra)
Apellido: Prochainezo (apellido materno.
Se desconoce el paterno)
Edad: 17
Nacionalidad: italiano
Oficio: obrero en una mina hasta los 15
años, desde entonces trabaja como ayudante en una planta de periódicos.
Personalidad: es un chico fuerte, de
sonrisa fácil cuando se encariña con alguien, pero también es desconfiado,
duro e inteligente. Está un poco obsesionado con ahorrar dinero. Es responsable,
sabe cómo ocuparse de sí mismo y su ágil mente le permite adaptarse a todo tipo
de trabajos para ganarse la vida. Desprecia a la clase alta y a los “señoritos
mimados”. Si se le traiciona cuesta mucho volver a ganárselo, especialmente si
confiaba en la persona que le ha traicionado. Hasta hace poco no sentía
demasiado interés por el sexo opuesto debido a que siempre ha estado demasiado
sumergido en trabajar, pero últimamente se queda embobado al ver pasar a
algunas mujeres…
Pasado: Jim nació en Verona, Italia, en
1903. Su madre era la criada de un noble y tenía una pequeña casa en la zona
más pobre de la ciudad. Cuando su pareja (con la que nunca llegó a desposarse)
la abandonó, no se vino abajo y sirvió de ejemplo a su hijo como figura fuerte
a imitar, que no se rinde ante las inclemencias del tiempo y que sabe cómo
sobrevivir. Como todos los niños de su clase, empezó a trabajar desde muy
pequeño, haciendo recados al barón, vendiendo aquí y allá un periódico… Su
madre se gastó sus escasos ahorros en que fuera a la escuela y aprendiera a
leer y escribir lo mínimo antes de que la echaran acusándola de robo, cuando en
realidad la verdadera culpable había sido otra sirvienta con la que su madre
estaba enemistada. Se trasladaron a un pueblecito en el que el principal
trabajo era la minería. Necesitaban desesperadamente dinero y él empezó a
trabajar en las minas a los 11 años. A pesar de la dureza del día a día, el
chico disfrutó de su infancia, hizo buenos amigos y los hombres se encariñaron
rápidamente con él.
Cuando
cumplió los 15 su madre cayó enferma y murió de tuberculosis a los pocos meses.
Entonces, aunque él quería permanecer allí, le insistieron en que tenía
talento, que al menos sabía leer y escribir, y fue a buscar fortuna en la
ciudad. Fue de trabajo en trabajo durante un año, hasta que decidió partir a
Inglaterra con lo que le quedaba de la herencia de su madre. Consiguió trabajo
en una imprenta, aprendió con rapidez el idioma y alquiló una vieja habitación
de menos de dos metros cuadrados. Por entonces no dejaba de escuchar maravillas
de lo que encontraba la gente que viajaba a los Estados Unidos y el deseo de
una vida mejor llenó sus sueños. Pero no tenía dinero para pagarse un billete.
No hasta que
un cliente del bar en el que Jim solía comer entabló conversación con él y le explicó
que buscaba a jóvenes emprendedores con ganas de trabajar y ganar dinero para
que trabajaran en una fábrica de Nueva York. Al principio no se fiaba pero, poco
a poco, aquel hombre logró vencer sus dudas y convencerle de lo seguro de la
empresa.
Con sus pocas
pertenencias, un anticipo en una mano, el billete en un bolsillo y el cuerpo
temblando de miedo y expectación, Jim se dirigió al puerto, haciéndose mil
preguntas acerca de lo que le esperaría una vez llegara a Estados Unidos.
Cuando el
trasatlántico naufragó, Jim se aferró a unas maderas y nadó hasta la playa.
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