martes, 22 de mayo de 2012

Jim Prochainezo.



Personaje en el que te basas: Jim Hawkins {El planeta del tesoro}

Nombre: Jerom (Jim a partir de su traslado a Inglaterra)

Apellido: Prochainezo (apellido materno. Se desconoce el paterno)

Edad: 17

Nacionalidad: italiano

Oficio: obrero en una mina hasta los 15 años, desde entonces trabaja como ayudante en una planta de periódicos.

Personalidad: es un chico fuerte, de sonrisa fácil cuando se encariña con alguien, pero también es desconfiado, duro e inteligente. Está un poco obsesionado con ahorrar dinero. Es responsable, sabe cómo ocuparse de sí mismo y su ágil mente le permite adaptarse a todo tipo de trabajos para ganarse la vida. Desprecia a la clase alta y a los “señoritos mimados”. Si se le traiciona cuesta mucho volver a ganárselo, especialmente si confiaba en la persona que le ha traicionado. Hasta hace poco no sentía demasiado interés por el sexo opuesto debido a que siempre ha estado demasiado sumergido en trabajar, pero últimamente se queda embobado al ver pasar a algunas mujeres…

Pasado: Jim nació en Verona, Italia, en 1903. Su madre era la criada de un noble y tenía una pequeña casa en la zona más pobre de la ciudad. Cuando su pareja (con la que nunca llegó a desposarse) la abandonó, no se vino abajo y sirvió de ejemplo a su hijo como figura fuerte a imitar, que no se rinde ante las inclemencias del tiempo y que sabe cómo sobrevivir. Como todos los niños de su clase, empezó a trabajar desde muy pequeño, haciendo recados al barón, vendiendo aquí y allá un periódico… Su madre se gastó sus escasos ahorros en que fuera a la escuela y aprendiera a leer y escribir lo mínimo antes de que la echaran acusándola de robo, cuando en realidad la verdadera culpable había sido otra sirvienta con la que su madre estaba enemistada. Se trasladaron a un pueblecito en el que el principal trabajo era la minería. Necesitaban desesperadamente dinero y él empezó a trabajar en las minas a los 11 años. A pesar de la dureza del día a día, el chico disfrutó de su infancia, hizo buenos amigos y los hombres se encariñaron rápidamente con él.
Cuando cumplió los 15 su madre cayó enferma y murió de tuberculosis a los pocos meses. Entonces, aunque él quería permanecer allí, le insistieron en que tenía talento, que al menos sabía leer y escribir, y fue a buscar fortuna en la ciudad. Fue de trabajo en trabajo durante un año, hasta que decidió partir a Inglaterra con lo que le quedaba de la herencia de su madre. Consiguió trabajo en una imprenta, aprendió con rapidez el idioma y alquiló una vieja habitación de menos de dos metros cuadrados. Por entonces no dejaba de escuchar maravillas de lo que encontraba la gente que viajaba a los Estados Unidos y el deseo de una vida mejor llenó sus sueños. Pero no tenía dinero para pagarse un billete.
No hasta que un cliente del bar en el que Jim solía comer entabló conversación con él y le explicó que buscaba a jóvenes emprendedores con ganas de trabajar y ganar dinero para que trabajaran en una fábrica de Nueva York. Al principio no se fiaba pero, poco a poco, aquel hombre logró vencer sus dudas y convencerle de lo seguro de la empresa.
Con sus pocas pertenencias, un anticipo en una mano, el billete en un bolsillo y el cuerpo temblando de miedo y expectación, Jim se dirigió al puerto, haciéndose mil preguntas acerca de lo que le esperaría una vez llegara a Estados Unidos.
Cuando el trasatlántico naufragó, Jim se aferró a unas maderas y nadó hasta la playa.  

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