sábado, 19 de mayo de 2012

Ariel Merna.


-Personaje en el que te basas: Ariel {La Sirenita}

-Nombre: Ariel.

-Apellido: Merna

-Edad: 17 años.

-Nacionalidad: Atlántica. Reino de las sirenas y los tritones.

-Oficio: Estudiante.

-Personalidad: A simple vista, Ariel tiene un carácter infantil y caprichoso. Pero eso solo a simple vista. Es muy vivaz, y alegre. Siempre tiene una sonrisa en la boca y palabras de ánimo para cualquier situación. Suele caer bien cuando alguien la conoce. Su curiosidad no tiene mella, y no cesa nunca. No se conforma con lo que tiene. Quiere más y más, sin importarle nada. Es olvidadiza como ella sola, y no suele recordar las cosas que incumben a Palacio y a temas aburridos. Cuando se enfada, se dedica a irse y a llorar de rabia, pero también tiene un lado violento si tocas algo que quieres mucho. La muerte de su madre le afectó muchísimo, pero también incrementó su curiosidad por el mundo de los humanos. No es para nada una chica que se enamore, y no busca el amor. Por eso se sorprende mucho cuando se enamora de golpe de aquel chico. Es muy estudiosa, y siempre que puede aprende cosas nuevas. No le importa ser solitaria, y para ella es mejor, así no tiene que dar explicaciones de lo que hace en los barcos o en la superficie.


-Pasado: Ariel nació en el reino de Atlántica, siendo la menor de siete hermanas (ella incluida). Su madre, Atenea, enseguida captó que su pequeña hija era como ella; le gustaba el mundo humano, no lo odiaba, como el resto de sirenas y sirenos. Mientras crecía, y tras la mirada benevolente de su padre, Atenea le enseñó a Ariel el mundo humano, con cuidado. La pequeña sirenita supo siempre que los humanos eran buenos, y que quería tener piernas. Aunque este último deseo no se lo confesó a nadie, ni a su madre, hasta años después. Cuando tenía siete años, su madre la llevó al mundo exterior, sentándola en unas rocas preciosas, con cascadas y lagunas saladas. Empezó a cantar, para enseñar a su pequeña hija, cuando, de repente, aparecieron unos piratas. Estos habían sido atraídos por los cantos de Atenea, y esta murió por salvar a su hija. Ariel, en el mar, fue atrapada en sus redes de pescar, pero el rey Tritón  consiguió sacar a la sirenita de la trampa. También hundió el barco, haciendo que los  cocineros del Reino los preparasen para cenar esa noche. No permitió que se ahogasen, los hechizó con el Tridente para que pudiesen respirar y sufriesen una muerte terrible. Hizo todo eso por venganza, dado que nada se pudo hacer para salvar a Atenea.
 Diez años después, la pequeña sirenita ya era toda una sirena, y qué sirena. Traía a todos los tritones  locos, pero ella… Solo vivía por y para las cosas humanas. Una tarde, para celebrar que se la presentaba en sociedad para poder casarla, como a sus otras seis hermanas, dieron un concierto. Pero a ella se le olvidó. Fue en busca de tesoros  y un tiburón la atacó. Después de librarse de él, volvió a Palacio, donde su padre le echó la bronca. Enfadada, se fue a su Gruta a dejar lo encontrado y se fue a la cama, con sus hermanas muy enfadadas. Por la noche, despertó por una sombre y subió a la superficie, cosa prohibida. Vio un barco y se asomó por la boda, fijándose en un chico muy apuesto, del que se enamoró al instante: Flynn Rider. Entonces, se produjo la tormenta. Ariel, miedosa de que aquel chico fuese devorado por su familia o conocidos, los rescató y lo puso a salvo en una isla. En la orilla, al día siguiente, le cantó una canción y fue a besarle, pero, entonces, apareció más gente y ella huyó. Una semana después, Tritón, se enteró todo por un extraño mensaje anónimo. Él se rió ante semejante idea, pero cuando descubrió que era verdad interrogando a Ariel entró en cólera y se lo prohibió abiertamente. La sirenita le dijo que amaba a ese hombre y este, enfurecido, le destrozó su Gruta, y todos sus tesoros, para después marcharse. 
Mientras ella lloraba desconsoladamente en solitario, apareció Eris, que le ofreció un trato. A cambio de sus recuerdos, ella recibiría piernas todos los días, salvo cuando se mojase. Cuando esto pasase, en unos treinta segundos, le saldría de nuevo su cola de sirena. Por lo tanto, tendría que tener mucho cuidado, dado que vuelve la cola, pero no los recuerdos. Lo único que ella recordaría serían dos cosas: que se llamaba Ariel, y que amaba profundamente a Flynn. Después de firmar el contrato, despertó en la playa, sin recordar nada más que esas dos cosas, vestida con unas conchas moradas y una vela de barco como vestido, con unas cuerdas atadas alrededor.

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